jueves, 25 de enero de 2007

"El Buen Gobierno de las Organizaciones"

En los últimos años se ha hablado mucho del gobierno corporativo. Sin embargo, hay dos aspectos que conviene señalar. Primero, el buen gobierno de una organización abarca más aspectos que el correcto funcionamiento de los órganos de dirección y gobierno. Segundo, es necesario considerar la dimensión ética que está en la base de qué se entiende por buen gobierno. Por ello, bajo el tema “el buen gobierno de las organizaciones” nos plantearemos en toda su amplitud y profundidad qué significa y cómo se lleva a cabo el buen gobierno, cuál son sus condiciones, sus implicaciones y sus consecuencias.

La dirección de las organizaciones es un saber político. En la civilización griega, cuna de la democracia, se entendía la política como la ciencia más alta, porque era aquella que buscaba el bien humano y la felicidad humana. En las épocas contemporáneas la política se ha convertido en un gestionar eficientemente las cosas y ha perdido su engarce con la ética. Recuperar el sentido político del buen gobierno significa que las organizaciones estén dirigidas por personas no sólo técnicamente bien preparadas sino éticamente atrayentes.

Las cosas se gestionan; las personas se gobiernan. El gobierno de las organizaciones tiene relación sobre todo con las personas, y por eso es, en su raíz, una cuestión ética. El gobierno de las organizaciones está dirigido a buscar el bien de la sociedad a la que sirven y el bien de quienes participan en sus actividades. Es un arte que requiere poner en juego muchas cualidades: prudencia, fortaleza, magnanimidad, responsabilidad, sentido de la justicia, capacidad de riesgo,…

Quienes tienen tareas de dirección son los primeros responsables en gobernar bien sus organizaciones. Pero un aspecto importante de su responsabilidad es que este sentido de buen gobierno impregne todos los niveles y todas las actividades de la organización. Solo así las organizaciones contribuirán a la mejora de las sociedades en las que operan.